lunes, 3 de mayo de 2010

El profesor II


-Ayer estuvimos hablando sobre el principio de mínima acción. Como bien decía un moro, "la naturaleza es económica en todas sus acciones". Por ejemplo, si yo quiero subirme a lo alto de un árbol por una emergencia, lo lógico es que lo haga por el tronco, no que vaya a ver a mi prima que vive a la otra orilla del río, tocarle las tetas, y cortarme las uñas de los pies en su baño, para después regresar al árbol y trepar… Hay que tener una cierta coherencia, ¿entendéis? Como ya decía Nietzsche, yo necesito compañeros, pero compañeros vivos, no muertos y cadáveres que tenga que llevar a cuestas por donde vaya.

-Disculpe profesor, pero creo que no tiene nada que ver. Esa frase está fuera de contexto.

-Ummm, Charly, ¡deberías llamar a los bomberos, parece que te está ardiendo la cabeza! Anda, ve un momento a la sala del jefe de estudios y tráeme una llave inglesa, por favor.

-Pero allí no hay llaves inglesas, profesor. No me querrá encerrar como aquella vez ¿verdad?

En ese justo momento, un perro asoma en el aula, con una nota colgada al collar. El profesor se acerca y con cierto esmero se la retira, para leerla en clase.

-“Guau, guau. Soy un perro, pero también sé hablar” Joder, Charly, ¿ves? Es justo como tú. Habla cuando no le preguntan, lame culos a otros perros Dios sabe por qué, y se caga en las aceras sin ningún tipo de remordimiento...

1 comentario:

Ficha dijo...

Mis profesores me piden llaves inglesas para apretarle los dientes a todos aquellos alumnos que no cantan pasodobles al son de la mandolina...putos ingleses, si los cogiera Shane Williams, sí que les haría llaves...
Saludos Manosrotas, desde la concha de la lora, a la derecha.