martes, 20 de julio de 2010

Romualdo

Romualdo se hallaba plácidamente tumbado sobre la hamaca que días anteriores había recogido de la basura. Tomaba el sol, le picaba el rabo, no dormía. No dejaba de preguntarse qué era el amor, y por qué él no lo había ejercitado. De sus pantalones surgió el rumor de una trompeta, una fuerte ventosidad que el viento transportó hacia la camarera que servía los refrescos en la terraza colindante.

-Romualdo, eres un cerdo. Que Dios se apiade de tus pecados, y te libre del mal, amén- dijo ella, a la vez que se derramaba un poco de cerveza sobre su pelo para combatir el calor-Parece mentira que seas hijo de tu madre. La muy puta no paraba de fregar, para que tú estés como estés, y ni siquiera sepas nada del sentido de la vida. ¿Me lees el periódico?

-Como mucho te leo el periodo cacho chancha. ¿No ves que soy ciego mujer?, ¿cómo coño te voy a leer el periódico? A veces creo que lo haces para molestarme y darme envidia, pero otras me doy cuenta de lo banal que eres, de que miento si te digo que eres fea, ¡eres fachosa!, y eso que no te puedo ni ver.

Acto seguido entra en escena un hombre con camisa de cuadros, chanclas combinadas con calcetines gruesos, un poco de mahonesa que recorre sus labios, y un fuerte acento ruso. Desprovisto de ropa de cintura para abajo, nadie sabe por qué. Se acerca pausadamente a Romualdo, y se sienta sobre él. Besa su mejilla con dulzura, y lo abraza con pasión checoslovaca. Romualdo piensa para sí “que tenga que conocer el amor por medio de un bote de mahonesa, no es el cuento de hadas que imaginaba, pero al menos, me da placer. Putos hippies, odio a los putos hippies. Podrían ducharse al menos, podrían suicidarse en masa al menos y grabarlo en video, aunque yo no pudiese verlo…”

La camarera saca una pistola y la lanza con fuerza contra el individuo ruso. Falla, y la pistola cae sobre una piscina en la que se estaban bañando varios niños. El horror se apodera del ambiente. Se oyen gritos, sangre mezclada con cloro, osos de peluche destripados, lágrimas de señoras llenando vasos, y Romualdo…bueno, Romualdo que por fin ha encontrado el amor, se masturba a pleno sol, sin ver nada del mal que ocurre, porque como ustedes ya sabrán, Romualdo es ciego…