domingo, 5 de diciembre de 2010

Romo y Quique (antigua)


Erase una vez, dos hombres sentados, frente a frente. Olor a cocido, que prepara el mayordomo, dos pastillas de jabón sobre la mesa, y un paquete de arroz esparcido por el suelo. Un mastín los mira fijamente. No pierde el hilo. El más fortachón pregunta:

-¿La quisiste?
-Claro, pásame la mayonesa.
-No, no está sobre la mesa. Tendrás que levantarte. Pon la excusa de que vas a hacer pis, y yo se la pediré al mayordomo.
-Está bien, hasta ahora.

Romo, se levantó de la silla, mientras que su hermano Quique recogía un poco de arroz, que disimuladamente, se lo introducía en los calzoncillos.

-Pero, ¿se puede saber que haces?
-Intento hacer una paella… ¿tú qué crees?, nos somos personas normales Romo. Además, tú fuiste el que reventó la bolsa del arroz sólo porque te suspendieron la semana pasada Literatura.
-Anda, anda… Mientras voy al baño, suelta al chucho, y le das un paseo, que últimamente está muy raro. Trátalo con ternura, y ojalá que mañana suspendas tú, borrico.

Y así lo hicieron. Quique recogió un par de guantes que había colgados con unas pinzas secándose enfrente de la chimenea, para después arrojarlos a las llamas. Se acercó a Gaspar, que así se llamaba el perro, le puso la correa, y salió a la calle, eso sí, no sin antes avisar al mayordomo de que trajese la mayonesa, tal como años atrás le habían aconsejado sus padres.
Acto seguido, aparece el mayordomo en el salón, vacía el bote de mayonesa sobre las sillas que anteriormente habían sido ocupadas por los hermanos, y las cubre con papel de periódico.

-Todos estos miramientos…son para que no se den cuenta de mi trama, querido Botones. ¿Recuerdas aquella vez que bebí demasiado, y por culpa de tal suceso vomité sobre la sartén en la que mamá preparaba las gachas?, pues esto es igual, es cuestión de animar a la gente a hacer cosas absurdas, sólo para molestar. Si es que en el fondo somos unos galanes…

Y claro, nadie respondió, porque hablaba solo.

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